
Como parte de una semana de capacitación, el colegio Montessori me invitó a facilitar un taller para su plantel docente en torno a consciencia corporal y manejo del estrés.
Propuse una sesión que aborde principios somáticos para repensar y reflexionar acerca del esfuerzo psicofísico en el campo laboral. Al ser una profesión altamente demandante me interesaba abrir una conversación en torno a lo que significa el esfuerzo para las y los participantes. ¿Es posible la premisa: “menos es más” en el entorno laboral? ¿Es posible una contribución e impacto significativo sin un sobreesfuerzo y tensión o agotamiento?
El campo de la educación somática incluye una diversidad de métodos, técnicas y filosofías enfocadas en innovar y ampliar nuestra base de conocimiento práctico sobre el cuerpo humano, la conexión cuerpomente, eficacia de movimiento, discapacidad motriz, manejo de dolor crónico y estrés psicofísico, consciencia postural, etc.
Entre estos enfoques está la Técnica Alexander, aplicada hoy en día por deportistas, músicos profesionales, personas que padecen de dolor crónico en la espalda o en general por quienes buscan solución a algún problema crónico que se manifiesta en dolor, estrés o tensión psicofísica.
En lo personal, esta técnica ha transformado (y mejorado) la manera en que realizo tareas cotidianas como permanecer de pie, caminar, sentarme, escribir y otras acciones más complejas que requieren mayor coordinación, destreza muscular y control mental.
En síntesis, F. Matthias Alexander (1869 – 1955) concibe al ser humano como una unidad psicofísica, sujeto a patrones habituales que, en distintos casos, impiden un uso eficaz de sí mismo/a. Desarrolló una técnica que hoy en día se aplica mundialmente como un método para mejorar la postura corporal y mental. Se basa en la auto-observación a la hora de desempeñar/hacer tareas o actividades repetitivas con menor o mayor grado de complejidad. Incluye acciones cotidianas o aquellas que suceden bajo algún tipo de estrés externo/ambiental o acciones que conllevan a algún tipo de estrés psicológico y/o físico. Un principio básico de ésta técnica es repensar el esfuerzo y su relación con la productividad o eficiencia: “menos es más”. La técnica es incorporada paulatinamente y de manera práctica, mediante procesos de reeducación psicofísica o visto de otro modo, mediante el desaprendizaje de determinados hábitos inconscientes.
Las y los participantes del taller aportaron enormemente con su apertura a los ejercicios sensoriales, especialmente porque sacó a muchas personas de su zona de confort. Algunas personas compartieron reflexiones en torno a lo que significaba “bajar la guardia” y dejar (o no permitir) que otra persona se acerque a su campo físico; otros comentarios reflejaron cómo, el ejercicio en pares, sirvió para entrar en consciencia de la tensión en áreas específicas de su cuerpo al estar de pie, la cual no habían notado antes.
¿Cómo nos paramos? Una acción como el estar de pie, realizada mecánicamente mientras llevamos nuestra atención mental a otro lado, está cargada de información sobre cómo hacemos uso de nosotr@s mism@s. Los ejercicios en pares tenían el objetivo de traer mayor consciencia (mediante un leve estímulo externo de contacto con la palma de la mano) a determinados puntos físicos donde se concentran patrones de estrés y tensión habitual. Algunas participantes comentaron después del ejercicio, que acababan de percatarse de la tensión que llevaban en estas áreas y como ésta fue aminorando a medida que llevaban su atención consciente a dichas áreas, integrando los principios que facilité. El ejercicio apuntaba a generar las condiciones para que las y los participantes entren en contacto conscience con su sensibilidad propioceptiva, conocida también como consciencia o sensibilidad postural. Este es un primer paso para el desaprendizaje de hábitos posturales inconscientes y el comienzo de una nueva experiencia proprioceptiva postural con mayor soltura, alineación e intencionalidad; lo que resulta en menor rigidez, esfuerzo y tensión psicofísica. El objetivo dista de lo estético, retomando la pregunta de Alexander: ¿Cómo omo hacemos uso de nosotr@s mism@s? ¿Cómo nos paramos frente a la vida y sus exigencias? ¿Desde que base psicofísica operamos?
Los principios posturales de la Técnica Alexander se basan en la siguiente concatenación: pies, rodillas, pelvis, hombros y cabeza. La incorporación y práctica de este método implica un reajuste de la posición de los pies, distensión en las rodillas y hombros e inclinación de pelvis y mentón. El objetivo: reemplazar el esfuerzo (voluntario e involuntario) por facilidad intencional. Mediante una integración paulatina y repetitiva puede convertirse en facilidad habitual.
¿Te interesaría aprender como puedes mejorar tu postura de manera permanente? ¿Vives con algún dolor crónico que podría estar relacionado a tu nivel de estrés? No dudes en contactarte y estar al tanto de información sobre sesiones y talleres que publicaré en mi página.